Teniendo en cuenta que el virus de la enfermedad de Gumboro es muy persistente y que sobrevive fácilmente en el medio ambiente, solo podremos lograr un control completo del virus si administramos eficazmente una vacuna contra esta enfermedad a los pollos de engorde, a las gallinas reproductoras y ponedoras.
La vacunación debe llevarse a cabo complementándose con una buena limpieza y desinfección de las naves, e implementando un sólido programa de vacunación en las gallinas reproductoras que proporcione anticuerpos maternales (MDA) para prevenir una infección precoz del virus de campo de la enfermedad de Gumboro.
La inmunidad activa (o inmunidad vacunal), que se genera al administrar una vacuna, se desarrollará en función de la vacuna o vacunas empleadas, de la calidad de la administración y del estado inmunitario de los pollos en el momento de la vacunación.
Para controlar la enfermedad de Gumboro existen y se administran diversos tipos de vacunas:
Vacunas inactivadas (con microorganismos muertos) frente a Gumboro
Las vacunas inactivadas (o elaboradas con microorganismos muertos) contienen una gran cantidad de células enteras o subunidades inactivadas del virus de la IBD en una emulsión de aceite mineral. Estas vacunas se usan para potenciar la producción de MDA en las gallinas reproductoras. De esta forma las gallinas reproductoras transferirán una mayor cantidad de anticuerpos maternales a la progenie.
Vacunas vivas atenuadas
Las vacunas atenuadas convencionales contra la enfermedad de Gumboro se elaboran con virus vivos atenuados que al reproducirse en la bolsa de Fabricio logran la inmunidad mediante la multiplicación del virus entero. Las cepas del virus de la enfermedad de Gumboro que se utilizan en las vacunas son diferentes, por lo que existen distintos niveles de atenuación – los tipos de vacuna se clasifican en tres grupos:
- Suave: los virus están extremadamente atenuados.
- Intermedia: los virus están muy atenuados.
- Intermedia plus: los virus están moderadamente atenuados.
Al administrar este tipo de vacuna es necesario controlar los niveles de MDA. Si la vacuna se administra demasiado pronto, cuando el nivel de MDA es elevado, el virus de la vacuna se neutralizará o su multiplicación se retrasará. En cambio, si se administra demasiado tarde, el virus de granja tendrá la posibilidad (llamada «ventana de oportunidad» o «brecha de protección») de infectar a las aves. El momento óptimo para llevar a cabo la vacunación dependerá del nivel de MDA y del tipo de vacuna empleada, ya que cada una presenta una capacidad diferente para hacer frente a una determinada concentración de MDA.
Vacunas vectoriales IBD
Las vacunas vectorizadas para la IBD se elaboran a partir de un virus genéticamente modificado (el vector), cuyo genoma contiene un gen procedente de la codificación de un virus concreto de la IBD (el donante) para las proteínas de la cápside VP2. Actualmente, el virus del Herpes del Pavo (HVT, por sus siglas en inglés) es el vector empleado con mayor frecuencia. Si bien estas vacunas proporcionan la adecuada protección contra los signos clínicos del virus de la IBD, no colonizan por completo la bolsa de Fabricio, lo que permite a los virus de campo de la IBD penetrar y multiplicarse en la bolsa.
Cuando se administra una vacuna vectorizada, la inmunidad no proviene de la multiplicación de un virus entero, lo que desencadena todas las funciones del sistema inmunitario (inmunidad «completa»), sino básicamente de una respuesta de los anticuerpos contra el antígeno VP2 del virus de la IBD que se expresa a través del vector HVT recombinante. Por eso, al estudiar la protección contra el virus de la enfermedad de Gumboro, la parte más útil de la respuesta inmunitaria es la de tipo humoral. La protección contra la enfermedad de Gumboro en vacunas vectorizadas proviene de la expresión de la proteína protectora VP2 a través de las células infectadas de rHVT-VP2, y se trata de un proceso mucho más lento que la bajada de los niveles de MDA.
Por último, se ha demostrado que el nivel de protección que ofrecen las vacunas rHVT-VP2 varía en función de la cepa del virus de la IBD que ha infectado a los pollos. Como ya se ha mencionado anteriormente, la protección se obtiene de la estimulación del sistema inmunitario con una proteína VP2 específica y no del virus entero, lo que hace que esta protección vacunal sea más efectiva contra los virus de campo con una VP2 similar.
Puesto que la protección que se obtiene es parcial, las cepas del virus de la IBD que sean distintas quedarán exentas de la protección de la vacuna y esto favorecerá la aparición de una nueva variante de la cepa del virus de la IBD. Estas nuevas cepas podrían tener la capacidad de traspasar los MDA más rápidamente, lo que significa que la infección comenzará antes, lo que aumentará la presión vírica y permitirá a la enfermedad de Gumboro descontrolarse.
Vacunas de inmunocomplejos
Las vacunas de inmunocomplejos se preparan a partir de cepas vivas atenuadas del virus de la IBD de tipo intermedia plus, y éstas son mezcladas con un suero específico anti-IBD formando el inmunocomplejo. De este modo, la liberación de la vacuna ocurre cuando los niveles de MDA del ave disminuyen. Es de vital importancia que haya un buen equilibrio entre el virus de la IBD y los anticuerpos contra el virus de la IBD para la eficacia y la seguridad de estas vacunas.
Estas vacunas tienen la capacidad de colonizar por completo la bolsa de Fabricio y de protegerla contra los virus de campo de la bursitis infecciosa. El grado de eficacia de la vacuna dependerá de la calidad de la administración; el objetivo de una correcta administración no es solo que se administre una vacuna a todos los pollos, sino, que cada uno de ellos reciba una dosis completa de la misma.